Qué fue de… la mercromina

Mercromina

Daba igual el tamaño de la herida, aunque fuera un simple rasguño nos pasamos la infancia con los codos y las rodillas completamente rojos y aquello no era sangre, sino mercromina.

Un clásico que no faltaba en ninguno de los botiquines caseros en los años 70 y 80 y aunque nuestras madres se pasaban el día con ese característico dispensador de goteo en la mano no llegaron a pronunciar bien su nombre ni una sola vez: mecromina, micromina… Vamos, ven, verás como no escuece.

La merbromina (nombre del principio activo) fue introducido en nuestro país por el químico José Antonio Serrallach Juliá a mediados de los años 30. La bautizó con el nombre comercial mercromina y fue fabricada y comercializada por la compañía farmaceútica Lainco.

Mercromina bote

Hasta los años 80 fue el antiséptico más utilizado en nuestro país para la desinfección de heridas en la piel, rozaduras e incluso quemaduras, pero poco a poco fue desapareciendo y apostaría a que por mucho que busques en tu botiquín no vas a encontrar ningún frasco hoy en día. ¿Qué paso con la mercromina?

El surgimiento de otros antisépticos modernos como la povidona yodada y que ésta fuera utilizada en los hospitales en lugar de la mercromina, propició que la población fuera adoptándolos también en sus casas.

Los compuestos de yodo cubren un espectro de bacterias más amplio, producen menos reacciones en la piel, su efecto es más duradero y sobre todo no manchan como la famosa mercromina.

Además, al contener pequeñas cantidades de mercurio ha sido prohibida en muchos países como EEUU. No está demostrado su peligrosidad y en nuestro país todavía se comercializa, aunque cada vez sea más difícil conseguirla y parece que no le espera un futuro muy prometedor.

¿Recuerdas la última vez que te echaron mercromina?


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Comentarios (69)

  • Zoraida Reply

    Yo sigo teniendo mercromina en mi botiquin, la cristalmina no es igual de buena. El otro día le curé un rasguño a mi sobrino con mercromina y encima, le dibujé una carita jajajaja, él iba tan feliz…

    16 octubre, 2012 at 17:35
    • Anónimo Reply

      si lo que quieres es dibujar caritas, hazlo con un lapiz, la mercromina y el agua es lo mismo.no hacen nada, solo limpian la zona y encima no te deja ver la herida.

      14 febrero, 2017 at 20:00
      • Anónimo Reply

        Ignorante. No has probado la mercromina en tu vida.

        15 octubre, 2017 at 01:35
    • tino Fernández fernandez Reply

      A mí me encanta la mercromina.una vez me puse pérdida de mercromina.me manche las ropas y mi madre tuvo que tirar ropas porque se me derramó y manche muchas ropas además eran ropas blancas

      27 diciembre, 2018 at 21:44
  • Johan Reply

    Caray, muchas gracias!!!
    Llevaba tiempo haciéndome esta misma pregunta cuando discutía con mis colegas…
    gran trabajo, muchas gracias. ; )

    16 octubre, 2012 at 17:37
    • pepa Reply

      Yo sigo usando aun mercromina cuando me sale alguna grieta, sobre todo en los pies, es con lo que mejor se cura. Para los niños Betadine, ademas, curiosamente mi hijo pequeño es alergico a ella, pero si, forma parte de nuestra infancia.

      17 octubre, 2012 at 13:47
  • Tamara Reply

    en mi casa lo mas moderno era la mercromina transparente!!

    16 octubre, 2012 at 17:38
  • Irene Reply

    Agua, jabón, mercromina y un beso de mamá. Ninguna herida se resistía a eso. Ahora le hago yo lo mismo a mis sobrinos y van tan orgullosos con su circulito rojo.

    16 octubre, 2012 at 17:38
  • elisabet Reply

    yo ahora gasto eosina es igual de escandalosa que la mercromina

    16 octubre, 2012 at 17:42
  • Maria Rosa Reply

    Que la povidona yodada (el betadine, vamos) no mancha???
    Pues vente para acá que lo provamos en tu camisa y me cuentas :-)

    16 octubre, 2012 at 18:14
    • Lucas Reply

      Es probable que pueda manchar pero proBamos con v también.

      1 agosto, 2016 at 16:12
    • Leonor Reply

      Las manchas de betadine en la ropa desaparecen con voltaren ( diclofenaco) en ampollas, echas una ampolla sobre la mancha y luego a lavar normal.

      15 octubre, 2016 at 10:36
  • cristina Reply

    Yo la compré no hace mucho , ya que mi marido es alérgico al iodo!!

    16 octubre, 2012 at 18:16
  • rymamen Reply

    La ultima vez no recuerdo, pero ya era mayorcita estaba creo que en 7, en clase de gimnasia, siempre habia una compañera de clase, que era la enfermera, (vestida incluso), me cai y me eche las “2 rodillas” abajo, y me llevaron a curarme, y no se le ocurrio otra cosa que poner un monton de mercromina con un monton de algodon, cuando aquello se seco ,¡ no habia manera de poderlo quitar!!!, se me infecto bastante,,,¡¡¡Todabia me duele!!!, lo recuerdo como si fuera ayer,,,,

    16 octubre, 2012 at 18:30
  • Directorio Enlaces Rastrodigital Reply

    En mi casa no faltaba este remedio!! Mi hermano que era un trasto de los de armas tomar siempre estaba untado de este remedio que no fallaba. Para lavar las heridas mi madre utilizaba jabón de aceite casero que preparaban ella y mi abuela en un barreño de cinz. Primero te lavaban bien y luego te ponian bien de lo “rojo”. ¡Gracias por el artículo!

    16 octubre, 2012 at 18:32
  • danicmgg Reply

    En mi tierra no había problema con la pronunciación del dichoso nombrecito porque directamente se le llamaba “mercurio” y nos quedábamos tan tranquilos

    16 octubre, 2012 at 18:44
  • Estrella Reply

    De peque me encantaba la mercromina porque cualquier cosilla parecía supergrave y todos los amigos te preguntaban qué te había pasado, jeje. Ahora además se me viene a la cabeza esta canción de los Gandules:
    http://youtu.be/iinU7LPzxTY

    16 octubre, 2012 at 18:53
  • Natxa Reply

    Y cuando tenias la varicela todo el cuerpo cubierto con mercromina! Parecíamos the walking dead! Jejeje

    16 octubre, 2012 at 19:21
  • carmen lucena Reply

    el mercurio nos encantaba porque te hacias dibujitos al lado de la herida,pero el betadine es un asco,mancha tela y no puedes dibujar nadaaaa……….

    16 octubre, 2012 at 19:58
  • maría Reply

    En mi casa pasamos inmediatamente al betadine cuando una de las amigas resultó ser alérgica a la mercromina es lo que tiene crecer en un barrio pequeño, que se corrió la voz, y todo el mundo empezó con el betadine, para que a ella no la pasara nada. (Los padres de todas las amiga nos curaban las heridas ahora eso no pasa)

    16 octubre, 2012 at 20:07
  • picaraza Reply

    ¡¡VIVA LA MERCROMINA!!
    Mi madre nunca olvidará el día que llegué del cole con toda la cabeza roja… de mercromina!!
    Y la de tardes de verano que mis rodillas se volvían rojas :)

    16 octubre, 2012 at 20:47
  • Rocio Reply

    En mi botiquin nunca falta la mercromina, me niego a sustituirla por el Betadine. Como bien dices, yo lo utilizo hasta para el mas pequeño rasguño, a mi me funciona super bien. En mi familia soy el cachondeo debido a mi devoción a la mercromina.
    ¿Cuando ha sido la última vez que la he utilizado? La semana pasada estuvimos de viaje y nos picaron unos mosquitos tigres que hicieron una sangría con nosotros. En el centro de salud nos indicaron que desinfectaramos las ampollas con Betadine, y como no, yo llevaba conmigo mi mercromina, así que podeis imaginar esos brazos y piernas salpicados de manchurrones rojos… ja,ja,ja… Seguiré con ella hasta que dejen de venderla.

    16 octubre, 2012 at 21:06
  • montse Reply

    yo no recuerdo la última vez que me echaron mercromina pero si recuerdo la última vez que se la eché a mi hija paradcdarle el cordón umbilical hace 15 años

    16 octubre, 2012 at 21:31
  • Guada Reply

    Se dejò de usar porque al “teñía” la herida y podia enmascarar posibles infecciones detectables por enrojecimiento de los bordes.
    De nada ;-)

    16 octubre, 2012 at 21:44
    • Anónimo Reply

      Lo de que tiña la herida es muy difícil que enmascare una infección, se ven de otra manera. Está en desuso por la frecuencia de reacciones alérgicas locales (alguna también a nivel general), por la toxicidad del mercurio y porque el espectro antiséptico es más reducido que el de la povidona yodada y la clorhexidina. Otra cosa es la apariencia de que “seca las heridas antes”, que es muy distinto de que curen antes y no es necesariamente bueno, ya que las heridas “secas” dejan más cicatriz.

      28 marzo, 2013 at 00:34
  • Salva Reply

    Un clásico para muchos de la época egebera. Yo creo que hasta mediados de los 90 se utilizó bastante, en la segunda mitad de esa época fue muy a menos y del 2000 (por poner una fecha) para acá prácticamente no se ve.

    16 octubre, 2012 at 22:01
  • Doc Reply

    Yo de pequeño era el pupas. No había verano en el pueblo donde no acabase con algún restregón en piernas, rodillas, codos, manos… y por supuesto, la mercromina la gastábamos generosamente, jejeje.

    Después llegó la Cristalmina, que “ni pica ni mancha” como decía su slogan, pero que escocía un cojón y medio. Volvimos a la Mercromina y hasta que la hemos sustituido por el omnipresente Betadine, que ya hace muchos años se lo traía mi madre del hospital donde trabajaba.

    16 octubre, 2012 at 23:06
  • Ana Reply

    También existía (y existe, de hecho en mi casa lo seguimos teniendo) la Cristalmina, que era muy parecido a esto pero transparente y ademas no escuece, o por lo menos no tanto.

    16 octubre, 2012 at 23:16
    • Anónimo Reply

      pues yo de siempre la he odiado, nunca me ha gustado. Afortunadamente mis padres siempre me han respetado, cuando me hacia alguna herida siempre decia: “a mi esas cosas no me gustan”, no me gusta el color es muy muy muy pero que muy desagradable y violenta, y mancha mucho. He tenido varicela y no me la han echado por lo mismo: porque no me gustaba, me dieron una pomada que me recetó el medico para las ronchas. no tenia ni tengo porqué estar con pintadas rojas y feas en mi cuerpo, si desapareciese la mercromina definitivamente seria la persona mas feliz.

      17 febrero, 2013 at 12:28
  • Elena Reply

    Hay que ser sinceros,lo que realmente molaba de la mercromina era que mientras estuvieras rojo todo el mundo te mimaba, y te preguntaba que habia pasado. Así que aunque tuvieras la herida superseca tu seguias huntandote de mercromina por si colaba.

    16 octubre, 2012 at 23:39
  • marian Reply

    La ultima vez que me untaron la dichosa mercromina fue en una oreja porque un pendiente me hizo herida…. Se me hincho tanto que me llegaba al hombro!!! Dios, que dolor, picor y quemazon, que putas las pase!!! Gracias a eso decubrimos que soy alergica a todos los tipos de mercuriales…

    17 octubre, 2012 at 00:11
  • JPink Reply

    Que grande la mercromina! La utilizaba con mis amigas para “teñirnos” el pelo, sólo el flequillo y algún mechón. La idea era que quedaran reflejos rojos pero con la luz se veía el pelo medio verde, vaya cuadro jajaja

    17 octubre, 2012 at 10:27
  • Carmen Carrasco Reply

    Pues yo la sigo usando con mis hijos. Agua oxigenada y mercomina….no hay bicho que se resista a ese tandem!!!

    17 octubre, 2012 at 11:25
  • macarrasquilla Reply

    En mi pueblo también se la llamaba “colorao”. Cuando te caías y te hacías algún rasguño tu madre o la profesora decía “Ven que te eche un poco de colorao”. Yo en mi infancia y adolescencia era muy deportista. Jugaba sobre todo al fútbol y siempre tenía los brazos y piernas “encentás” (con rasguños). Además era muy bruto jugando siempre me tiraba al suelo para quitar el balón a los compañeros o llegar a un balón perdido. Por no hablar de lo faenero que era (saltando tapias y brincando como las cabras por donde no debía). Así que en mi casa nunca faltaba el “colorao” o la “micromina”. Ah! y no os olvidéis de la leyenda urbana “si te arrancas las costras te puedes morir”, jajajajaaa.

    17 octubre, 2012 at 15:50
  • Natalia Reply

    Estoy de acuerdo en que es un clásico de nuestra infancia y que formaba parte de nuestras rodillas como si hubiésemos nacido con ellas. Pero eso de que es dificil encontrarla y que ya no se usa no sé de dónde lo habeis sacado..la venden en todas las farmacias incluso en formatos unidosis para que sea más higiénico y son los propios médicos los que te mandan usarla en según que heridas en lugar de iodo. Es más, cuando tuve a mi hijo (en el 2009) fué con lo que me hacian hacerle las curas del cordón umbilical y me insistieron mucho en que jamás se me ocurriera usar iodo para ello.

    17 octubre, 2012 at 16:40
    • Cristina Reply

      Yo vivo en México D.F. Y hace mucho que lo descontinuaron. Por algún tiempo lo preparaban en la Farmacia París que es la más grande del país, pero ya ni ahí se consigue.

      11 enero, 2015 at 17:55
  • Volcaji Reply

    Que recuerdos del “Coloraito”!!!

    (En mi casa nunca se llamó Mercromina)

    17 octubre, 2012 at 17:53
  • Pablo Reply

    Pues a mi la mercromina me recuerda a una vecina que se ponía en la piscina a tomar el sol untada en crema nivea (la de la lata azul!) a la que le añadía mercromina para parecer morena.

    18 octubre, 2012 at 00:13
  • El Archivista Reply

    La mercromina siempre fue un engorro por lo mucho que manchaba. Cuando por fin el pobre chico herido se había quitado la sangre de encima le quedaba el estigma del famoso mercurocromo (que hace plenamente honor a su nombre) para recordarle durante un par de semanas el tropezón que tuvo o la caída ta abrasiva que le lastimó. El de aspecto transparente daba una imagen más digna entre las amistades, por lo menos…

    19 octubre, 2012 at 13:33
  • PHR Reply

    en mi casa volaban los botes pareciamos accionistas de la mercromina mi madre nos la hechaba para todo..y sobre todo en verano esas caidas que se te quedabán las rodillas que parecia que venias de la guerra..vaya un invento y de echo mi hermana en verano se lo mezcla con nivea para tomar el sol..que disparate.

    30 octubre, 2012 at 11:43
  • Nos vamos a una farmacia de aquella época: medicamentos viejunos - Yo fui a EGB Reply

    […] Qué fue de… la mercromina Las colonias que nos echábamos en los 70 y 80 ¿A qué olías en EGB? […]

    24 enero, 2013 at 19:58
  • Rocio P. Reply

    Debo ser viejísima porque me suena casi todo, jaja. Lo que ocurre es que aquí le cambiamos el nombre a casi todo. A la mercromina la llamábamos Mercurio, y ahora, a la povidona yodada le llamamos Yodo o Betadine. Ambos antisépticos manchan, pero la mercromina permanecía “incrustada” en la piel por mucho más tiempo.
    Echo de menos los termómetros antiguos de mercurio que eran más exactos, y algunos más legibles que algunos modernos de diseño similar.

    24 enero, 2013 at 20:46
  • TERE Reply

    YO SIGO USANDO MERCROMINA,NI EL BETADINE,CRISTALMINA,ETC…CURAN TAN RAPIDO.

    13 febrero, 2013 at 23:59
  • Marta Reply

    Para los que dicen que usan mercromina.
    No se donde la comprarán porque esta PROHIBIDA….La mercromina está TOTALMENTE prohibida en los hospitales por el mercurio que se absorbe por la piel, si hay gente que la utiliza (que no se como la podrán comprar en un hospital) se les puede caer el pelo.

    31 agosto, 2013 at 19:59
    • Adr3im Reply

      Pues voy a denunciar a la farmacia que ma la vendio el otro dia …. Madre mia si es tiene que haber de todo.

      28 octubre, 2013 at 00:25
  • Adr3im Reply

    Se entiende la ironia ni que leches prohibida, los americanos la sacron de la lista de medicamentos permitidos por que no paso unas pruebas pero no las paso porque nadie se molesto en hacerlas al no serles rentable

    28 octubre, 2013 at 00:27
  • Traveling Pics Reply

    En mi caso, nunca nos pusieron mercromina (o mercurocromo como yo lo conocía). Mi abuela, taaan linda y salvaje, nos lavaba las heridas con jabón de ropa de los antiguos. Nada, absolutamente nada, ni bacterias ni alienígenas, sobrevive a eso. Y os juro que funciona. Si no había jabón y la herida era muy pequeña, yo lo resolvía con un salivazo.
    Hasta inicios de los noventas, acá en Perú, una marca de curitas (venditas adhesivas) venía impregnada con mercurocromo. Manchaba peor que la sangre.
    Ahora lo que hay es el aceptil rojo, un desinfectante suave, de color rojo y aún más manchón. Desde hace poco hay una versión incolora. Lo he usado para curar a mis conejos.

    20 noviembre, 2013 at 19:52
  • JR Reply

    PHR, sobra la “H” en echar.
    Yo también la había visto como Pablo comenta, mezclada con Nívea o Atrix a modo de cutre-bronceador.

    22 enero, 2014 at 23:14
  • A mí también me operaron de anginas en los 80 - Yo fui a EGB Reply

    […] puedes ver: Nos vamos a una farmacia de aquella época: medicamentos viejunos Qué fue de… la mercromina Cómo era la visita al Practicante: el caramelo del […]

    22 marzo, 2014 at 20:22
  • isabel Arteaga Reply

    porsupuesto que lo recuerdo…me hacía ilusión tener las rodillas ROJAS era como estar herida de verdad…si no tenías mercromina,no te habías hecho daño..jejejejejeje

    24 abril, 2014 at 22:53
  • isabel Arteaga Reply

    ,,,luego alos años,dijeron que secaba demasiado la piel…

    24 abril, 2014 at 22:54
  • Gorka el rojo Reply

    JODER en mi casa nunca la llamaron mercromina cuando yo era pequeño,siempre lo llamaron mercurio directamente,así que eso ya se sabía cuando entonces…,por cierto ESTOY VIVO,de manera que peligrosidad 0 %,y no tendría ningun problema si en vez de betadine,me tendría que echar mercromina.

    25 abril, 2014 at 03:16
  • sarita Reply

    La mercromina se dejo de usar porque seguro q os acordareis de las costras q generaban, ademas de que el mercuirio es toxico.Y claro cuanto mas tarde una herida en cicatrizar mas riesgo de infeccion hay, y mas para un hospital que esta todo lleno de bichillos.Actualmente la povidona yodada (betadine) tampoco se utiliza estudios recientes dicen que es mejor la clorhexidina.
    En fin …esto son como las modas y segun la farmaceutica q lo venda y los intereses del gobierno..

    25 abril, 2014 at 07:59
  • Anónimo Reply

    Mi abuelo me dice que les eche a mis hijos “mercuro cromo”

    25 abril, 2014 at 10:17
  • María Reply

    Yo tengo mercromina

    25 abril, 2014 at 10:18
  • Monica Reply

    Yo sigo usándola. La hay en todas las farmacias

    25 abril, 2014 at 17:14
  • Ana María Reply

    A mí me la recomendó el pediatra de mis hijas para la irritación del pañal y, realmente, fue lo más efectivo. Sobre todo para la mayor, porque la pequeña resultó que era alérgica.
    También la eché de menos cuando me pusieron la epidural, porque al ser alérgica al yodo, tuvieron que desinfectarme con cristalmina, y la anestesista no sabía dónde me la habían puesto para pinchar.

    30 abril, 2014 at 11:27
    • Anónimo Reply

      A mí con mi hija igual, Ana, que como ya comenté anteriormente le tengo una manía a la mercromina que no puedo verla ni en pintura. De hecho a mi hija cuando se le irritó el culete a causa de los dientes y con heridas, el pediatra me dijo que solo le pusiese mercromina y nada de cremas, y yo le contesté: “espérese usted ahí sentado, tumbado o acostado, que de pie se va a cansar” como os lo cuento, eso literalmente le contesté, y me fui y dejé al pediatra ahí tirao, nunca volvi mas a pasar por su consulta, y naturalmente NO ejecuté su recomendacion, es mas venia echando peste y jurando en arameo contra el pediatra, que no le reventé la cabeza de puro milagro, y me encontré a una amiga mia que es enfermera y se lo comenté, y ella le hizo una cura a mi hija con Cristalmina y pomada Anticongestiva Cusi, y me dijo que la mercromina no se debe de dar en mucosas ni zonas sensibles de la piel, y menos si las tienes irritadas, y es que algunos pediatras no piensan con la cabeza. Yo a mi hija nunca se la he echado ni borracha

      26 mayo, 2015 at 00:47
  • rafael em Reply

    de joven me curaba,las fisuras anales,siguiendo las instrucciones del medico,,se curaban en tres ocuatro dias..tambien combatia los hongos de los dedos del pie ,y doy fe..ahora con 55 años tengo fisura anal y no se me cura,,probe con merbromina ..nada de nada,,y no encuentro mercromina,,que es mercuro de cromo,,,creo que todo esta en el negocio farmaceutico,,alguien me puede decir donde conseguir —mercromina —un saludo

    30 septiembre, 2014 at 16:07
  • Anónimo Reply

    Y CUANDO TE OPERABAN DE FIMOSIS Y TODA LA POLLA ROJA DE MERCROMINA

    10 noviembre, 2014 at 01:39
  • Raquel Reply

    Yo aun conservo 1bote, que para el culito escocido de los bebés es maravilloso.

    29 octubre, 2015 at 22:36
    • Anónimo Reply

      nooo, Raquel, es malisimo, es lo peor que se puede hacer! A mi me dijo una amiga mia enfermera que la mercromina es malisima en mucosas y zonas sensibles de la piel, eso es como echar mas petroleo al fuego. A parte que yo no me canso de decirlo: ¡¡¡¡LA ODIOOOO!!!! Yo tengo una hija de ya 6 años y cuando era pequeña tuvo episodios en los q estuvo lo siguiente a escocida: ampollas, heridas, …fatal lo tuvo y mi amiga me recomendo jabon verde, CRISTALMINA y pomada ANTICONGESTIVA CUSI y nos fue de cine. Pero yo nunca le he puesto mercromina ni borracha!

      7 noviembre, 2015 at 00:54
  • carlos fdez barba Reply

    Supongo que traías unas ideas preconcebidas de lo que te ibas a encontrar en Almadén, y me imagino cuál ha sido tu sorpresa cuando has visto nuestra comarca en primavera. Ahora, ya más tranquilamente, quiero exponerte mi opinión sobre el mercurio y el entorno natural, que tanto te preocupa por tu condición de ecologista activo.

    La Naturaleza es la encargada de aportar al ecosistema el mercurio procedente, en su mayor parte, de la desgasificación del manto terrestre, en forma de exhalaciones en algunas erupciones volcánicas. En ciertos casos favorables, estas exhalaciones pueden quedar atrapadas, dando lugar a yacimientos de mercurio, como es el caso de Almadén. Tarde o temprano, parte del mercurio puede entrar en el ciclo biológico pasando al agua, a la atmósfera o a los suelos, y puede ser fijado en las plantas o animales, pudiendo llegar en definitiva al hombre. Se han calculado en 150.000 toneladas anuales las que se suman al entorno de manera natural.

    Este aporte de metal lleva sucediendo desde el origen del planeta y, por esta razón, el hombre y todos los demás seres vivos del entorno han estado siempre sometidos a una cantidad determinada de mercurio a su alrededor. Se calcula, por ejemplo que, en los océanos del planeta, hay más de 100 millones de toneladas de mercurio, es decir, unas 125 veces la cantidad extraída de minas por el ser humano en toda su historia. También se ha calculado el aporte anual antropogénico en unas 20.000 toneladas, cuyas fuentes mayoritarias son la minería y metalurgia de metales no férreos, y la combustión de carbón y medio ambiente, pero significa que el mercurio siempre ha estado ahí, y su presencia natural no nos ha afectado nunca. Un uso adecuado de él no tiene, pues, por qué motivar efectos negativos.

    Decir que el mercurio es tóxico es una verdad a medias. El uso que se le ha dado en ocasiones es lo que lo ha hecho tóxico y hasta mortal. Todos los elementos del sistema periódico son venenos potenciales y, sin embargo, forman parte del medio que nos rodea y nuestra química está basada en ellos. Malas aplicaciones hechas por el hombre son lo que los hace contaminantes, peligrosos o mortales.

    En el caso de Almadén, tenemos un ejemplo de entorno sometido a una alta concentración de mercurio ambiental. En primer lugar, de forma natural, las rocas que contienen el mercurio se meteorizan, liberando su contenido al entorno superficial y, en segundo lugar, a ello hay que sumar la cantidad aportada por la actividad minerometalúrgica desde hace varios siglos. A pesar de todo esto, hace una decena de años se realizó en esta comarca un estudio epidemiológico, liderado por la E.P.A. (Environmental Protection Agency) de Estados Unidos de América, para intentar esclarecer la influencia de este metal sobre la población. El resultado fue que no existía efecto alguno ponderable sobre ella, y tampoco sobre la vegetación o la fauna de la zona, excepción hecha de los trabajadores expuestos en el pasado, sin medidas adecuadas, directamente a los vapores de mercurio, liberados en las operaciones metalúrgicas o en las labores mineras subterráneas.

    Hasta la década de los 50, el hombre no comienza a sintetizar compuestos orgánicos de mercurio. De ellos se ha mostrado especialmente peligroso el grupo del metil-mercurio, neurotóxico y de difícil eliminación, siendo éste responsable por mal uso o descuido de algunas de las tragedias por envenenamiento más renombradas. En 1953 apareció entre los habitantes de la bahía de Minamata, en Japón, una misteriosa enfermedad cuyos síntomas habían mermado la salud de 121 personas, muriendo 43 de ellas, con un cuadro de síntomas que ha pasado a la historia como enfermedad de Minamata. Poco después de resolver la situación, en 1965, se desata un episodio similar en el delta del río Agano, cerca de Niigata, en la isla de Honsu, con 47 afectados, 6 de los cuales fallecieron. Investigaciones de los científicos de las universidades de Kumamoto y Niigata encontraron que la enfermedad se presentaba en algunos sujetos que consumían grandes cantidades de pescado. En éste se encontró el responsable de la intoxicación: se trataba de mercurio en forma metilada, en concreto un compuesto alquil-mercúrico, producido a partir del mercurio de la sustancia catalizadora empleada por fábricas de plásticos y que, descargado en las aguas residuales, se encontraba en el pescado y el marisco del agua de la bahía.

    El caso de Irak, de tintes más dramáticos, se inició en 1971. Causó la hospitalización de 6.530 personas, de las que murieron 450. El suceso se produjo por consumo no autorizado de trigo y cebada tratados con fungicidas alquilmercuriales, El grano había sido importado tras una fuerte sequía, y demasiado tarde para ser sembrado por los campesinos, quienes, ignorando las advertencias, molieron el grano (coloreado para ser distinguido) para consumo doméstico. A pesar de que el gobierno de Irak intentó confiscar todo el grano posible, sólo se recuperó un 7% del total. Ya en 1956 otros 100 iraquíes se vieron intoxicados por síntomas que afectaban el sistema nervioso central, muriendo 14 de ellos. El causante fue un fungicida denominado Granosan M., que contiene un 7,7% de un compuesto de etil-mercurio con el que se había tratado el cereal consumido.

    Estos ejemplos han sido usados para crear en la opinión pública un fenómeno de histerismo y rechazo indiscriminado hacia cualquier uso del mercurio, llegando a ser prohibido o restringido en algunos países (Japón, Suecia, Canadá, U.S.A.) cualquier derivado orgánico de éste. Un ejemplo en el sector de la minería es el uso del cianuro como sustituto del mercurio en los procesos de obtención de metales preciosos. El alto coste del mercurio y su mala fama llevaron a desarrollar procedimientos alternativos, uno de los cuales, denominado lixiviación en pila, consiste en triturar la mena y apilarla, rociándola abundantemente con cianuro, el cual capta el oro y la plata, entre otros metales, y del cual luego son precipitados. Es evidente que ni el cianuro es inofensivo, ni los residuos del proceso son en la mayoría de los casos reciclados debidamente.

    Es indiscutible la degradación casi irreversible a que estamos sometiendo a nuestro planeta. El control y limitación del uso del mercurio, cuando éste sea potencialmente dañino, es lógico y exigible, teniendo en cuenta las grandes reservas que de él existen y su baja cotización, que podrían estimular aún más su utilización, despreocupándose de su posible recuperación y reciclado.

    Una solución viable sería evitar el empleo del mercurio en usos disipativos que impidan su reciclado y que, por tanto, hagan inevitable su liberación al entorno (pinturas, pesticidas, etc..) y, por otro lado, hacer más eficaces y limpios los procesos en los que este metal actúa, permitiendo ser recuperado y reciclado. Y en el caso de no poder ser reemplazado o eliminado por imperativos económicos o de eficacia, como en el caso de los fungicidas, sustituir, al menos, los metil-mercuriales por fenil-mercuriales, igualmente fiables y que, debidamente empleados, no suponen daño alguno ni para el hombre ni para el medio, reduciendo a la vez la cantidad aplicada. Así, las rociadas que se hicieron durante años, a razón de 1.100-2.800 litros por hectárea, para humedecer por completo los cultivos, se han reducido hasta 3 l/ha, conservando su eficacia.

    Pero no podemos dejarnos despistar por intereses que, amparados en un ecologismo superfluo, manipulan la opinión pública confundiéndola para, en muchos casos, imponer soluciones que no son tales, pero que resultan más rentables. De vez en cuando un parche tal, como la limitación del uso del mercurio, consigue varios objetivos: por un lado, abre el mercado a productos sustitutivos que antes carecían de aplicación y, por otro, distrae la atención del público de asuntos que pudieran ser más importantes. Según el especialista en el tema, profesor Goldwater, “Ias reacciones psicológicas ante la falta de información, la distorsión y la exageración han producido más daño que el propio mercurio y amenazan con producir serias perturbaciones ecológicas”.

    Parece existir una campaña de descrédito hacia el mercurio, basada en hechos por supuesto preocupantes, pero no más por ejemplo que las graves intoxicaciones por pesticidas organofosforados en Norteamérica, aún legales. 0 también, y a juicio de A. Davinson del Institute of Neurology de Londres, el plomo, cuyo peligro potencial es mucho mayor, considerando además que gran parte del que se usa como aditivo en gasolinas acaba en la atmósfera más cercana al ser humano. 0 si nos atenemos a la idea de la extrema toxicidad del mercurio, el consumo de pescado en general y de algunos en particular debería estar prohibido. El atún, por ejemplo, concentra el mercurio del agua oceánica, llegando, en aguas libres de contaminación artificial, a 0,3 mg/kg., esto es unas 10.000 veces la concentración de su entorno. Es por esto, entre otros factores, que más del 25% de la población, teóricamente no contaminada, dé positivo en los tests de mercurio.

    Según el profesor Felipe Calvo, en su discurso “Cara y Cruz del Mercurio”, “España está en deuda con el mercurio. Debemos aceptar el reto que la situación actual constituye, y poner en marcha un sano desarrollo de sus posibilidades, mediante una realista y objetiva revisión de toda su problemática y controvertida utilidad. Enfrentarse con serenidad a las azogadas reacciones histéricas y a los anatemas dogmáticos”. Toda la coyuntura comentada desencadenó en primer lugar una caída de precios, desde los 570 $ el frasco en 1965, hasta los 140 $/frasco en la actualidad. El lógico y previsible que en el futuro aumente la producción de mercurio reciclado y que el primero sea desplazado o sustituido de algunas de sus aplicaciones. El reto está precisamente en encontrar otras alternativas correctas y útiles para este metal.

    Y para terminar y contestando a tu pregunta de si puedes hacer algo por mí, te diré que sí, que puedes ayudarme a difundir la realidad de Almadén, donde, como has visto con tus propios ojos, no se ha detectado que el mercurio tenga ningún efecto negativo sobre la población humana, la fauna o la flora de la región, a pesar de estar sometidos a un nivel elevado de mercurio ambiental, procedente de la meteorización natural de las rocas recientes llevadas a cabo por científicos de diversos países, entre los que precisamente figuraban algunos compatriotas tuyos de la Universidad de Göteborg, han concluido que el mercurio metálico no está relacionado con ningún tipo de proceso cancerígeno. El mercurio, pues, no es más contaminante que muchos otros metales, aunque tenga peor fama que cualquiera de ellos, lo que ha conducido lamentablemente a la agonía a que se ha condenado a este metal y, en consecuencia, a Almadén.

    29 octubre, 2015 at 23:09
  • carlos fdez barba Reply

    NO PONGO EN TELA DE JUICIO EL CONOCIMIENTO DE LA GENTE PERO HAY QUE ATENERSE A LAS FUENTES DE INFORMACION.

    29 octubre, 2015 at 23:10
  • Jose Reply

    En España en 2019 se está comercializando Mercromina pero con componente activo Merbromina. Yo siempre la he usado y no solo para heridas, también, quemaduras, rozaduras, jabones, hongos, etc. Donde se aplica la mercromina, se “mueren” las bacterias. Eso sí, tras aplicar siempre al aire porque si se tapa no funciona igual además del riesgo de que se pegue el apósito a la herida.

    16 agosto, 2019 at 00:15

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